domingo, 29 de noviembre de 2009

Uruguay - Visión y propuestas del INIA









La ovinocultura nacional se encuentra frente a un punto de quiebre. Las señales que observamos desde hace mucho tiempo a nivel mundial (p.e.: Australia y Nueva Zelanda) muestran la necesidad de recorrer un nuevo camino que recién estamos comenzando a transitar a nivel local.

En él se hace necesario:

a) tener acceso a los mercados de alto valor,

b) un incremento de la productividad y la calidad del producto mediante una mejora de la eficiencia en el uso de los factores de producción,

c) promover la especialización de la producción de acuerdo a los sistemas de producción predominantes y lo que los mercados demandan,

d) incorporar tecnologías de última generación,

e) fortalecer la remuneración de la producción por parte de la industria de acuerdo a la calidad del producto generado, promoviendo así una diferenciación y agregado de valor de los productos a lo largo de las cadenas de valor agroindustriales textil-lanera y de carne ovina, y la certificación de productos y procesos, en un contexto de producción amigable con el medio ambiente y de cuidado del bienestar animal,

e) promover aún más las estrategias de diferenciación, promoción y marketing de los productos, teniendo éstos una sólida base científica, y

f) fortalecer las alianzas público-privadas, donde el rubro ovino sea foco de las políticas preferenciales de Estado.

Del punto de vista de los mercados, se observa que los mayores incentivos de precios para la lana se darán en diámetros de fibra cada vez menores, teniendo en cuenta que ésta es una fibra de lujo dirigida a mercados de altos ingresos. Este proceso se ha consolidado en el Uruguay, donde existe un pago diferencial por parte de la industria textil por diámetro de la fibra (y otros componentes de calidad), particularmente en las lanas por debajo de las 21 micras.

Por otra parte, las perspectivas de comercialización de carne ovina de calidad en el mundo son más que alentadoras, aunque el país tiene deberes para hacer en la búsqueda de la consolidación de una corriente exportadora de carne ovina, que necesita urgentemente el acceso comercial a EEUU, Canadá y México, y ampliar la cuota asignada en la Unión Europea.

En el contexto mencionado, esta serie de dos artículos resume la visión y las propuestas tecnológicas que el INIA ofrece al sector. Por la propia naturaleza del Instituto, la mayoría de estas acciones se implementan con una amplia participación y cooperación de los involucrados (privados y públicos).

Las propuestas de innovación planteadas aquí forman parte de nuestro Plan Indicativo de Mediano Plazo (PIMP; 2006-2011), realizado con una visión de cadena y con foco sobre la demanda futura de lana y carne ovina, con una amplia participación de los agentes privados y públicos vinculados con la institución.

Muchas de estas propuestas de innovación contribuyen al desarrollo del Plan Estratégico Ovino del Uruguay, y otras forman parte de la propia visión y priorización generadas por el INIA en su proceso de priorización y ejecución de los PIMPs, que se realizan cada cinco años.

La especialización de la producción ovina nacional

En las dos últimas décadas la producción ovina ha sufrido importantes cambios cuali y cuantitativos. La especialización productiva parece abrirse camino a nivel primario e industrial. La continuidad o no de este proceso dependerá en buena medida de las condiciones externas –situación general del mercado y condiciones de acceso para Uruguay– y de la reacción de los productores e industriales frente a los importantes desafíos que se presenten.

Se agrega como otro factor relevante la evolución de los mercados laneros; sin entrar en detalles, los recientes análisis de mercados pronostican menos oportunidades para las lanas medias por encima de las 28 micras, con menores posibilidades de competir con las fibras alternativas y de adaptarse a las costumbres y cambios en la moda, que priorizan a las lanas finas y superfinas.

Por otra parte, existen buenas perspectivas para la carne ovina, donde la demanda de alto valor estará concentrada en la carne de cordero con hueso y enfriada. Estas señales del mercado afectan, sin duda, las tendencias de la producción primaria y el posicionamiento de la industria textil y cárnica nacional.

En la próxima década, potencialmente, se podrían discriminar tres sistemas productivos predominantes: extensivos (E), semiextensivos (SE) e intensivos (I).

En general, se podrá observar la predominancia del sistema de ciclo completo, con un proceso de cría más especializada con producción de corderos pesados para exportación, para los sistemas productivos, particularmente en los escenarios SE e I. Éstos tendrán que coexistir con la competencia y la complementación de la agricultura, la forestación y la ganadería más intensiva.

En cambio, en los sistemas E de producción marginal, la orientación se centrará en la producción de lana de alto valor, con la producción alternativa de corderos (livianos o pesados) dentro del sistema o para su invernada fuera del mismo. Este enfoque no niega que en la realidad coexistan subsistemas entre los diferentes escenarios planteados, dentro de una misma región ecológica o entre diferentes regiones.

Las señales indican que el proceso de especialización continuará pero en forma diferencial, según las regiones. En la fase primaria, si la especialización ha de continuar, parece claro que es necesario identificar sistemas de producción y demandas tecnológicas específicas para cada uno de ellos.

En el Litoral Oeste y Sur, algunas zonas de las regiones del Cristalino del Centro, del Basalto Profundo y de los sistemas arroz-pasturas del Este, la competitividad del ovino frente a otros rubros dependerá de que se generen alternativas tecnológicas capaces de capitalizar la excelente oferta forrajera que se puede producir en dichas regiones (ver Figura 1). La orientación será hacia la producción de carne de calidad.

Al menos dos esquemas alternativos surgen como promisorios para estas regiones. Por una parte, sistemas de ciclo completo de alta productividad (para los que se requieren biotipos de alta tasa reproductiva) y corderos de excelente tasa de crecimiento y calidad de canal y carne. Por otra parte, la especialización en la invernada de corderos (que ya existe), por sus características, demandará tecnologías que consideren que el proceso de producción comienza en una empresa probablemente ubicada en una región especializada en la cría (por ejemplo en el Basalto) y finaliza en otra, probablemente ubicada en una región con énfasis invernador (por ejemplo del Litoral, Basalto profundo o Cristalino profundo).

Se abre así un importante espacio para el desarrollo de sistemas de cruzamientos que exploten la complementariedad entre biotipos. En este escenario, las acciones del INIA se concentraron en la introducción de razas prolíficas al Uruguay para el desarrollo de sistemas intensivos de producción de carne ovina, donde la eficiencia reproductiva es un factor clave para incrementar el ingreso económico; particularmente para los destinatarios principales de esta propuesta –pequeños y medianos productores–, casos en los que es posible instrumentar cadenas forrajeras de alta producción que permitan alimentar correctamente estos biotipos más productivos.

En este sentido, dos son las razas introducidas por este Instituto: Finnish Landrace (FL) y Frisona Milchschaf (FM). Estos trabajos de investigación, sobre la base del cruzamiento de la raza Corriedale con estas dos razas exóticas, están siendo apoyados con validaciones tecnológicas en el Norte y el Sur, desarrollando nuevos biotipos prolíficos a nivel comercial con productores, en acciones conjuntas con CLU, CALSAL y DIPRODE.

Junto al SUL y a la Facultad de Agronomía, se apoya la mejora genética de las razas de orientación carnicera (Texel, Romney Marsh, Poll Dorset, Suffolk, Hamp-shire Down), ya sea en su uso como razas puras a través de las evaluaciones genéticas poblaciones, generando EPDs (diferencia esperada de la progenie) en características de crecimiento y calidad de canal (Texel, 2009, y Romney Marsh, 2006), pero particularmente en cruzamiento con razas prolíficas o razas de doble propósito (Ideal, Merilin y Corriedale).

Estos enfoques han tenido un fuerte apoyo en trabajos complementarios de investigación en calidad de carne y nutrición y reproducción.

En este sentido, se presenta en la Figura 2, a partir del trabajo desarrollado por el Ing. Agr. A. Ganzábal, la simulación de diferentes alternativas tecnológicas con el uso de diferentes biotipos y su impacto productivo (índices reproductivos y de producción de lana y carne ovina por unidad de superficie) y económico (ingreso familiar en U$S/há).

Estas propuestas, con niveles de destete de 90 a 175% (corderos pesados con pesos de 35-38 kg) y manejo de 6,6 a 10 ovejas/há, se generan rangos de producción de 37,5 a 52,5 kg de lana vellón/há y de carne ovina de 187 a 411 kg/há. Se destaca el impacto productivo y económico del uso de cruzamientos terminales y de la mejora reproductiva, por el uso de razas prolíficas de tamaño moderado.

Con los precios actuales de insumos y productos, se demuestra que es posible que productores pequeños de 100 hectáreas (con 80% del área mejorada) puedan generar ingresos familiares en el rango de 113 a 380 U$S/há. Es una opción real para un grupo importante de productores, de gran significación social para el país.

Esta iniciativa también puede ser parte de una propuesta interesante de intensificación de una parte del área total del predio de productores medianos a grandes, que intensifican, diversifican y complementan su producción ovina con otras opciones.

Resultados económicos

A estas propuestas se les debe adicionar la incorporación de la invernada intensiva y corta (90 a 120 días) de corderos pesados sobre pasturas mejoradas. Los resultados obtenidos por el equipo de INIA Tacuarembó (Ings. Agrs. F. Montossi, S. Luzardo, I. De Barbieri, C. Silveira, R. San Julián y G. Brito) demostraron que manejando 6-8, 10-12 y 20-25 corderos/há sobre verdeos de laboreo de verano en rotaciones arroz-pasturas, pasturas mezclas de leguminosas/gramí-neas y sobre verdeos invernales de avenas y/o raigrás, se obtienen altas producciones por hectárea (100 a 400 kg de peso vivo y 27 a 80 kg de lana vellón/há). En estos sistemas de invernada corta, para este año, los resultados económicos son contundentes: márgenes brutos de 100 a 200 U$S/há.

Los niveles productivos y económicos logrados generan altos ingresos, registrándose así una mejora de la competitividad del rubro ovino en regiones de suelos de alto potencial donde otras alternativas, como la agricultura y la invernada o la lechería, son altamente atractivas y competitivas.

En el Cristalino del Este, parte del Cristalino del Centro, Basalto Medio, Areniscas y el Noreste, el manejo de los recursos genéticos debería ser diferente (ver Figura 3). Aquí la orientación productiva favorecía la producción de carne y lana. Con este enfoque, si bien, como en todo sistema productivo de carne y lana, la eficiencia reproductiva, la tasa de crecimiento y el tipo de canal producido son factores claves para determinar la productividad y la rentabilidad, se debe destacar que el ingreso por lana juega un rol muy importante, particularmente si no se producen corderos pesados.

De cualquier manera, es claro que el ciclo completo con la invernada adicional de corderos pesados es la opción productiva y económica más interesante para estas regiones. Se asume que la alimentación de dichos vientres seguramente se basará en la combinación del uso de pasturas mejoradas y naturales, donde se hace una alimentación preferencial en momentos clave del ciclo reproductivo de las ovejas de cría, particularmente de aquellas preñadas con más de un cordero, y también se hace una recría eficiente de las borregas.

En estas regiones, con una perspectiva favorable del mercado lanero, particularmente para las lanas con menor diámetro, finas, parece razonable en el mediano plazo reforzar la idea de transformar el "nicho productivo y de mercado" de las razas doble propósito como vientres, donde se debe afinar y mejorar el color de la lana, ya sea en las razas puras o en cruzamientos para lograr tal fin.

Con buenos índices reproductivos que aseguren el abastecimiento de reemplazo, el manejo combinado de estos vientres con una cruza terminal para la venta de machos y hembras cruza parece una opción lógica del punto de vista productivo y de mercado, más allá de que la lana mantenga una participación destacada en la función de ingreso de las empresas.

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