martes, 29 de marzo de 2016

Bolivia: crece popularidad de la carne de llama

La llama, camélido de Los Andes, es célebre por su lana y su uso como animal de carga. Cada vez gana más terreno en Bolivia
En Turco, Bolivia, las llamas constituyen la riqueza de la zona. Germán no podría vivir sin el dinero que gana criándolas, aunque solo obtiene ingresos modestos.
Como su padre, vende los animales por su carne, que se vuelve popular en el país de América Latina.
“Si no fuese esta ganadería de camélidos, nosotros no estaríamos tampoco aquí, estariamos migrando a otras partes, estariamos buscando otros trabajos. Haciendo saber que la carne de llama es buena entonces hay la esperanza de que va a aumentar de precio”, cuenta Germán Churqui, criador de llamas en Bolivia.
Alrededor de cien animales mueren cada día en este matadero. La carne, destinada exclusivamente al mercado nacional, se vende por menos de tres dólares el kilo.
En el poblado, también se deshidrata y convierte en otros productos comestibles.
“La carne de llama no era apreciada, incluso yo recuerdo hablando de unos treinta años atras incluso se vendía la carne de llama en La Paz como un producto no al aire libre, era oculto. La gente creía que era una carne salvaje, que no es comestible, visto como carne de caballo o carne de burro”, refiere Mario Anibar, Presidente de la Asociación de Agronegocios de Turco.
Ahora, las preocupaciones urbanas sobre la carne de llama han descendido gradualmente. En este mercado en Oruro, capital regional, la llama ha ganado seguidores. Aprecian su riqueza en proteínas y su bajo contenido graso.
“Es natural, no hay nada de químicos, tampoco los animales que estan en el campo. Si la consumo siempre, prefiero la carne de llama a la carne de res o de pollo”, señala Patricia, una consumidora boliviana.
El consumo nacional de carne de llama sigue siendo marginal: al menos un kilo anual por persona. Sin embargo, la promesa culinaria lo ha logrado en las mesas de los restaurantes de lujo de Bolivia.
Gustu, en La Paz, ofrece llama en el menú, acompañada de mandioca, alcaparra, y un toque de manzanilla.
“El sabor de la carne de llama para mi es como una mezcla entre ternera y caza, es como muy sutil pero el toque final tiene su sangre, tiene su cosa un poco salvaje, entonces le da algo unico a la carne de llama, asi que tenemos mucha esperanza a la carne de llama, dentro y fuera de Bolivia“, cuenta Kamilla Seidler, Chef en Gustu.
En Turco, un nuevo matadero reunirá los estándares para la exportación internacional.
Como la quinua, la carne de llama podría convertirse un día en un producto culinario de Bolivia celebrado alrededor del mundo.

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